martes, 21 de abril de 2015

Las fiestas


1.            Las fiestas son un elemento importante y vertebral de la idiosincrasia de un pueblo. Queda demostrado año tras año y cada año en mayor medida, que unas fiestas como las que conocemos, cuyas formas provienen de cuando las fiestas eran las únicas fechas de descanso de los que disfrutaba la población, en las que era casi necesario una ruptura total con la vida cotidiana, ya no tienen ningún futuro

2.            Estas fiestas, que son las mismas desde hace setenta y cinco años, hay que renovarlas del todo en unos pocos años con la condición de que sigan emocionando a tod@s.  Nada puede seguir siendo como lo ha sido hasta la fecha en la que una generación ha impuesto sus gustos y aficiones. porque lo que antes era un alivio y un respiro para la población, sin embargo ahora embrutecen y adocenan.

3.            Hay que ser concientes de que en estos tiempos de abulia en los que ya nada sorprende a las personas que quedan mirando y en los que además hay poco con qué gastar, verdaderamente las fiestas populares consisten: en sacar a la gente de su casa a ver para no preguntar para que se aburra en la calle sin encontrar respuesta. No es extraño por lo tanto que cada año es menor la porción de gente que participa en ellas.

4.            Por diversas razones, los días de fiestas despachan a mucha gente del pueblo, que no llegan a sentirse protagonistas partícipes de sus propias fiestas a no ser que las vivan dentro de la manada y que prefieren pasar sus días de asueto lejos de un ambiente en el que definitivamente se estresan. Ya es una tradición que se vayan a quitarse las telarañas a otro sitio. No es lógico que las fiestas que se preparan para las gentes del pueblo terminen siendo para los forasteros que no les importa malgastar las fiestas que no le son propias.

5.            La organización de las fiestas ha de ser con una participación por parte de todos los sectores del pueblo evitando el dirigismo municipal en la concreción de los actos a realizar, atendiendo a todos los gustos tratando de satisfacer también a los diferentes. La fiesta, el entretenimiento y el ocio y las condiciones de la calle no son elementos que se hayan de poner en mano de un maestro de fiestas y ceremonias dirigiendo el cotarro.

6.            Visto con cierta perspectiva, hemos de concluir que no puede haber cuatro fiestas populares y oficiales al año. No se puede negar que todas estas fiestas están programadas con los mismos esquemas de siempre sin más alicientes que repetir lo que es costumbre que se repita sin sentido y sin más remedio que pasar el rato. Unas fiestas que se suceden año tras año y que nunca aportan nada nuevo de lo que quedarse contento.

7.            Todos los fines de semana y sobre todo en verano, se ha de promover ocio con un cierto carácter festivo tratando de que se convierta en cotidiano un ambiente apacible en este clima de la calle que sutilmente sustituya a las fiestas en unos pocos años y las alargue durante todo el verano. Unas fiestas que además: eviten el maltrato animal en su esencia y que no encuentre todo su sentido popular en el calendario católico.

8.            En última instancia hemos de procurar que estas fiestas populares: todos juntos al mismo sitio, los mismo días y a la misma hora, participando de manera pasiva y despreocupada sin más interés que ver a quien se encuentra en ese mismo sitio haciendo lo mismo y alimentar el escepticismo. Unas fiestas que traten de tener un mínimo atractivo para los visitantes a los que se les hace muy difícil disfrutar en ellas si no van acompañados.

9.            Para llegar a conseguir este contexto de fiesta sencilla se han de crear grupos de animadores de ocio que se formen a medio plazo dentro de programas culturales organizados dentro de las mismas actividades culturales locales, pensadas a tal efecto, y con la idea de colaborar con los pueblos del entorno para que sea posible mancomunadamente se vayan transformando las fiestas y su sentido más acorde a lo que son y significan en la actualidad.

10.       A lo largo del año, los bares se han de cuidar y darles vida por que fundamentalmente en el pueblo no hay otros lugares en los que se puedan  relacionar entre sí a toda clase de personas. Aunque resulte extraño, en nuestro acerbo cultural compuesto de hábitos y costumbres, estos puntos de encuentro son la base de socialización de las personas y hemos de tratar de que sean medios de vida para sus propietarios y que no se lleguen a cerrar.
 
 
Han llegado los bombarderos entre estruendos rompiendo la velocidad del sonido sobre nuestras cabezas y no queriendo ver la belleza de colores ocres que nos muestra estas tierras.
 





Nos encontramos en una plaza de Tudela en la que hay muchas escalinatas donde se pueden sentar las personas que están cansadas y reposar un rato. Vicente estaba hablando con otras personas y nos dijo que le esperáramos que ya estaba acabando con lo suyo.
Allí nos sentamos, esperamos y escuchamos:
El hombre a sus años no para.
Siempre está con la guerra inacabada como si la llevara cargada a sus espaldas. En este punto y hora les explicaba a sus amigos cómo los hombres que defendieron a la República, al salir exiliados hacía Europa tras su derrota, se alistaron como voluntarios para luchar contra la ocupación nazi en diferentes países, con la esperanza, de que el régimen franquista plenamente identificado con Hitler fuera depuesto por las potencias aliadas una vez derrotado el ejército alemán y acabada la Guerra Mundial. Les decía Vicente, haciendo sombra de las palabras con sus manos, que estas esperanzas se vieron frustradas por el comportamiento de los gobiernos aliados de occidente que no depusieron a Franco y que luego permitieron la supervivencia del régimen dictatorial y se limitándose a impulsar el aislamiento internacional desde la recién creada Organización de Naciones Unidas.
 
La ONU contra todos y todos contra la ONU.
Gritaban con Franco.
Fueron el salvavidas de la dictadura.
El sol del mediodía daban verdad a las palabras de Vicente y seguía contado que los Estados Unidos rompieron aquel aislamiento con los acuerdos a los que llegó con Franco en 1951 que en compensación les permitió implantar algunas bases militares, sin ningún control bilateral. A cambio de aquellas bases militares, EE.UU. dio el espaldarazo fundamental para que el régimen de Franco fuera reconocido por el resto de los países y se aceptase su ingreso en la ONU. Fruto de ese rescate fue la creación de este Polígono de Tiro de las Bardenas que no es precisamente un pilar en honor de la democracia y es el baldón más ignominioso que queda en Navarra como muestra vigente y en activo, de aquel espaldarazo internacional al franquismo, de la pervivencia de aquel régimen durante cuarenta años. Se calla la voz de Vicente haciendo como que no quiere que se le oiga pero ya todo el mundo le ha oído.
Nosotras oíamos y pensábamos:
Recordamos que durante toda nuestra vida han llegado los bombarderos entre estruendos rompiendo la velocidad del sonido sobre nuestras cabezas, enseñando los tornillos que llevan en la cola cosiendo su fuselaje a punto de reventar por el peso de la metralla que lanzan contra la tierra de las Bardenas. Y vivimos calladas. A nadie parece importar las personas que vivimos en esta zona, ni los accidentes registrados, que algunos han sido mortales y que ya se han perdido en la memoria. Ni siquiera les importa que esté el polígono en pleno corazón de una reserva mundial de la biosfera: el parque natural de las Bardenas, declarado por la UNESCO, ni las razones socioeconómicas y los usos tradicionales de las Bardenas por parte de los pueblos congozantes.
Otras personas jóvenes también hablaban entre nuestros pensamientos y seguíamos escuchando lo que decían y decían que nadie tiene en cuenta todas estas razones, y sin embargo no importa vender la seguridad y el bienestar de los habitantes, a los que se le oculta el  tipo de armas y los materiales usados en las pruebas, con las sospechas más que fundadas y nunca desmentidas del uso de uranio en las pruebas, y a pesar de todo cobrar por los enormes y patentes riesgos que han estado dispuestos a asumir los ayuntamientos sobre la población y con el que se compra la voluntad de las personas pusilánimes y temerosas.
El sol caminaba hacia lo más alto sin que lo pudiéramos alcanzar desde las escalinatas y que con su fuerza las voces alcanzaban: en Europa, es el único polígono de tiro con fuego real en uso, un recurso que resulta innecesario incluso en la perspectiva de permanencia de ejércitos y del que sin embargo: el Gobierno de Navarra dice que es una gran inversión medioambiental que produce importantes beneficios… y cuando era Ministro José Bono solamente veía perjuicios a un polígono de tiro si se hacían cerca de su casa y de la casa de lo suyos, pero sin embargo aquí en las Bardenas solamente le resultaban beneficios… ¡ah! y Carmen Chacón decía cuando se hizo el último contrato, que como no se encontraban otras alternativas más baratas, sólo es viable un polígono de tiro si tiene una rentabilidad económica y aquí en Las Bardenas la tenía… no contabilizaba la señora ministra los costes de imponer riesgos graves y evidentes para la vida de una población humana, aunque... pero lo más curioso de las explicaciones es la que argumentó el año pasado el desparpajo insultante del ministro Morenés, cuando calificaba de gasto social: los gastos que se ocasionaban en el polígono de tiro, y decía: desmantelar el polígono de tiro sería, no sólo caro, sino antisocial, un recorte más de los gastos sociales con los que se asisten a la población.

 
A Vicente y a quienes allí estaban, también les escuchaban dos hombres con una gran humanidad y unas barbas tan largas que demuestran que hace muchos años que nadie se las ha cortado. En sus sonrisas de utopía contagiosa desplegaban una convicción y un optimismo que hacen pensar que lo que dicen es la verdad: la verdad de la buena. Con las manos saltando de sus brazos como si estuvieran enfadados nos dieron algunas ideas que a nosotros, aunque no perecieran imposibles, también se nos habían ocurrido y edcían entre bromas y veras: no queremos el polígono de tiro ni en las Bardenas, aunque nos paguen lo que nos paguen, ni aquí ni en ningún otro, y si dentro de tres años hay que prolongar el contrato por otros diez años… ya veremos lo que hacemos con el Ministerio de Defensa y la Junta de las Bardenas… pero a nosotros no han bombardeado pero a nuestros nietos no los van a bombardear. Nosotros trabajaremos por el desmantelamiento definitivo del polígono y por la integración de sus terrenos en el Parque Natural… y por concienciar a la población de que la paz es posible si no nos preparamos para guerra.
A ver si de una vez se acaba la guerra y descansamos.
Pues nada, que nos ha dado la hora de comer sin darnos cuenta.
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1 comentario:

  1. Ese tal Vicente es, no sólo en euskera sino también oficialmente, Bizente (y Bixente para los amigos y lectores de sus escritos). Atractiva, de verdad, Pedro José, tu "traducción al ribero" de nuestras intervenciones.

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